sábado, 11 de febrero de 2017

Siempre nos quedará Atenas.

Un mes y dos días.

Treinta y tres días.

Ese es el tiempo que llevo en Madrid, en mi casa, en mi salsa. Esos son los días que llevo sin dormir bien.

Tanto el día nueve de enero como el diecinueve de septiembre están grabadas a fuego en mí; son las fechas de mis despedidas, de los adioses de mis amigos, los cuales considero mi segunda familia. Nunca imaginé que me costaría tanto decir "hasta luego"-con tintes de "adiós"-, que dolería tanto..., hasta que tuve que hacerlo por segunda vez.